Las iglesias de la Isla de Chiloé fueron construidas con una exquisita técnica arquitectónica que nace del oficio del carpintero de ribera y la influencia de técnicas aportadas en el proceso de evangelización. El resultado es una arquitectura única en América. Poseen una serie de técnicas de ensambles, empalmes y uniones de madera, las cuales se reforzaban con tarugos y clavicotes.
Las iglesias actuales son centenarias, pero representan en muchos casos una edificación de tercera o cuarta generación, debido a que cuando colapsaban o se incendiaban, se reconstruían en el mismo lugar con el aporte de materiales y trabajo de la comunidad.
Actualmente algunas de estas iglesias han sido restauradas en sus estructuras más debilitadas para evitar que colapsen por el paso del tiempo. La labor ha sido asumida por la Fundación Amigos de las Iglesias de Chiloé y se respetan todos los sistemas constructivos propios de la Escuela Chilota de Arquitectura en Madera.
En cada intervención se trabaja como se hacía originalmente, con cuadrillas de carpinteros chilotes y la utilización de las técnicas ancestrales con maderas de la zona.
Los templos siguen siendo utilizados hasta hoy para lo que fueron creados, manteniendo las tradiciones centenarias. Así, las iglesias son valoradas por lo que representan como Patrimonio Vivo, trascendiendo el valor netamente arquitectónico.
Las iglesias de Chiloé, tanto las declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el año 2000, como las demás pertenecientes a la Escuela Chilota de Arquitectura en Madera, poseen elementos y características particulares que les han valido el aprecio mundial.
Fundación de Amigos de las Iglesias de Chiloé